Halloween en Cuba: otra mirada.

Las fiestas de disfraces son tan antiguas como la misma humanidad. En el caso de Halloweensu origen está sustentado en el festejo, cada 31 de octubre, víspera de la fiesta cristiana de Todos los Santos.

Su origen se remonta a miles de años atrás cuando en Escocia e Irlanda, con motivo del inicio del invierno y el fin de la cosecha, los campesinos defendían la creencia de que esa noche del 31 de octubre los espíritus caminaban entre los vivos.  

Los emigrantes llevaron la tradición a Norteamérica en el siglo XIX, y de ahí, hasta nuestros días, se ha extendido a otros países.

El festejo tradicional encierra varias iniciativas como el “truco o trato”, aquella amenaza o advertencia en tono de broma a los vecinos, en caso de que no provean golosinas a los niños que los visitan.

Otras atracciones son tallar calabazas con fisonomías monstruosas, encender hogueras,hacer bromas, recorrer sitios pavorosos, ver películas de terror, narrar historias de miedo, hacer juegos de adivinación o el de morder la manzana, entre otros. Sin embargo, las que más trascienden, al menos en Cuba, son las fiestas de disfraces.

La globalización cultural es un fenómeno ya inevitable en los tiempos que corren. Ponerse contra eso es arar en el mar. Gracias a la tecnología el mundo cada vez es más pequeño, las distancias entre latitudes se acortan y la instantaneidad es más fehaciente en los procesos de comunicación.

Lo que muchos llaman penetración cultural, otro lo llaman internacionalización de las tradiciones, las costumbres y la identidad de los pueblos. Y como todo fenómeno social, hay quienes lo disfrutan por su poder aglutinador y emancipador; mientras otros sacan provechos económicos, ideológicos o culturales.

En el caso de Cuba y las fiestas de Halloweenel diferendo adquiere matices políticos; aunque haya quienes traten de evadirlo o camuflarlo. Es innegable que casi todo lo que llegue con cierto tufillo o colores yanquis a la Antilla más grande es visto con recelo, colocado en mayúsculas, y casi de inmediato sentado en el banquillo de los objetados.

Pero como dijo el militar dominicano-cubanoMáximo Gómez Báez, los del mayor archipiélago del Caribe “no llegan, se pasan”. Entonces, la celebración de Halloween adquiere otros matices en Cuba, para muchos con manifestaciones y disfraces inaceptables o que infringen los cánones de tradición, cultura y principios de la gran mayoría.

Al respecto, en 2022 la alarma llegó desde la oriental provincia de Holguín, cuando el 29 de octubre, tres jóvenes salieron a las calles, en una noche con motivo de esa festividad, vestidos a la usanza de los tristemente célebres integrantes del Ku Klux Klan.

Ahora en 2023 hubo otro escándalo en La Habana que provocó el cierre temporal del popular centro cultural Maxim Rock. Esta vez un individuo apareció en la institución cultural con vestimenta de soldado nazi y, para rebasar el vaso de la provocación entre los escépticos, la mayoría de los asistentes le premió como el más popular.

Estos indicios de lo que podría llamarse culto al fascismo, a la supremacía de clases o al racismo, han puesto en alarma a las autoridadesculturales del país y a una parte de la población, lo que ha contribuido a echarle más leña a la hoguera del prejuicio delante de la mencionada tradición.

Que en Cuba las celebraciones de La noche de brujas, como también se le conoce a la jornada, hayan cobrado auge pasa también, y de manera inevitable, por la crisis de ofertas culturales en la nación, sobre todo en territorios alejados de la capital.

Insuficiencias económicas, materiales y de índole subjetiva empañan lo que se pueda hacer; amén de que algunos centros recreativos estatales y particulares también se han montadoen el tren de Halloween; teniendo en cuenta la pegada del festejo, la poca competencia y las grandes posibilidades de incrementar sus ganancias económicas alrededor del agasajo.

“La gran mayoría de los jóvenes no conoce el origen, ni la razones de Halloween; pero a falta de pan casabe”, así confesó Miguel, un adulto que ayudó a su nieto a crear un admirable disfraz de pirata.

Otra mirada: desde aquel 6 de diciembre de 2018, cuando se inició la apertura de la conexión a internet vía celular para los cubanos,se dio luz verde a que esa avidez de conocimientos comenzara a saciarse. Evidentemente ya los materiales audiovisualesque consumirían no pasarían por el filtro ideológico del gobierno.

Habría conexión a internet las veinticuatro horas de los siete días de la semana. El mundo se hacía un pañuelo para los antillanos. Han pasado casi cinco años y el fenómeno sigue creciendo. Hoy los cubanos están entre los que más navegan en el mundo. Los números así lo indican.

El tráfico de internet creció en Cuba 2,6 veces el pasado año 2022. Son más de 7 millones los que entran a internet, y de ellos un 80 por ciento accede a través de la telefonía móvil. Contra esa sed de navegar, explorar, conocer, experimentar nuevos puntos de vistas, no hay quien pueda.

La transculturación iniciada por CristóbalColón en octubre de 1492 disfruta hoy de sus mejores momentos y no es prohibiendo, obstaculizando o vedando los destellos foráneos que se va a imponer lo cubano.

La emigración también contribuye a la fomentación de lo exótico en Cuba. Desde otras latitudes los exiliados envían o traen los resortes de la nueva cultura donde han decididoechar ancla. La diáspora es fuerte en la instauración de lo foráneo.

Las prohibiciones son tentadoras. Al parecer habrá que revivir la lección aprendida por las autoridades cuando lanzaron aquella cruzadacontra The Beatles, determinadas modas u otros elementos anglosajones que cobraban auge entre la juventud cubana de entonces.

Si se quiere competir con Halloween debe ser imprescindible fortalecer lo originario, lo auténtico. Historia nacional hay para escoger.El colonialismo cultural cada vez tiene más disfraces, algunos muy difíciles de dilucidar. Como asignatura pendiente para los programadores y directivos del sector cultural nacional, la varilla cada día sube más. Habrá que dar un gran brinco de amor y empeño para rebasarla y salir triunfadores en esta empresa colectiva.  

Tamaña tarea es ésta para los funcionarios del aparato ideológico, los medios de comunicacióny toda la estructura cultural, a la hora deplaticar y desentrañar, que no demonizar, la celebración de La noche de las brujas en Cuba. Hágase; pero sin paranoia, ni estereotipos.

Se puede vivir en armonía con Halloween,como mismo se hace con la Fiesta de los Muertos o la Navidad; pero potenciando lastradiciones cubanas, especialmente el Día de la Cultura Nacional. Consolídense los festejos tradicionales de cada región como parrandas, carnavales, cabildos, congas, desfiles,festivales, concursos campesinos. Ese engranaje festivo-cultural puede tener a los cubanos ocupados todo el año en sus disfraces y el divertimento, en armoniosa competencia con las emanaciones extranjeras.

Es un tanto descabellado y hasta subestima un poco la inteligencia pensar o sospechar que la instauración de Halloween en el ámbito nacional podría reiniciar la mente de los cubanos en detrimento de la sapiencia natural que los caracteriza.

En este mundo cada día serán más cercanos los pilares de otras culturas, para eso se debe estar listos; aunque muchos, al parecer, siguen con falsas máscaras, bailando suspicaces incoherencias.

✍️📸 El Cope