De velas y jabones:

Decían los de antes, que bien podrían ser mañana los de ahora, que cuba nunca fue un país de ricos, y vaya que andaban ciertos. Allá por los tiempos mozos, de cuyos años no quedan libros ni memorias gracias a las barbas, el trabajo era rudo y grotesco, una mezcla de sudor y estigmas recorría las pieles de los hombres de día y de noche, de cuando en cuando se lavaban y alumbraban, esto si, sin mucha dificultad, pues muchos y buenos eran las tiendas, negocios y lugares donde por pocos centavos podía engraciarse uno con velas y jabones y cosas que que por caso diferente al abordado no llegaremos a tocar. Siendo ya pocos, aún, se puede encontrar quienes de aquellos años recuerden todavía la gracia con que volvían sus mayores a la casa después de que con unos cuantos centavos se hiciera la compra de un mes y se quejara por no encontrar suficiente aguardiente en el camino con que poder suavizar la carga que la cintura se daba con semejante traslado. Hoy, q bien puede ser el ayer de mañana, escuchamos a los menores quejarse por la compra de aguardiente con que llegamos a casa para poder suavizar la carga que la cabeza se da en su ajetreo para poder encontrar las velas y los jabones con el dinero del mes para las noches primeras. Que tiempos memorables, de velas, y jabones.

de: ✍️ Elier Eduardo Somoza Estrada y 📸✍️ Miguel Soria Martínez | Facebook