Añoranza y Pasión: Carnavales Cubanos que Resuenan en el Corazón.

**Carnavales Cubanos: Alegría Inquebrantable en Medio de la Adversidad**

Cuba, esa joya caribeña, ha sido un crisol de culturas, ritmos y pasiones. A pesar de las adversidades y las carencias que han dejado huella en la historia reciente de la isla, el espíritu inquebrantable de su gente nunca ha flaqueado. Los carnavales son una expresión viva de esa fuerza y de la alegría que siempre ha caracterizado a los cubanos.

Desde las congas de Santiago hasta el danzón de Matanzas, cada provincia aporta su especial sabor y tradición al grandioso tapeiz de celebraciones cubanas. Pinar del Río se llena de esencia tabacalera, mientras que en Cienfuegos resuenan ecos de su herencia francesa.

Sin embargo, si me permites, quisiera destacar un rincón particularmente especial: Mayarí Arriba. Este valle en el corazón de Oriente ha sido testigo de mis primeros pasos, risas y bailes. Aunque he visitado más del 60% de los carnavales de Cuba, siempre regreso con nostalgia a Mayarí Arriba, el lugar donde todo comenzó para mí.

A pesar de los desafíos económicos y las carencias, los carnavales siguen siendo un espacio de esperanza y regocijo. Es en estas festividades donde el pueblo cubano muestra su habilidad para encontrar alegría en los momentos más duros.

En La Habana, el bullicio y la energía se sienten en cada esquina. Sin embargo, en las áreas más rurales, se celebra con una calma y conexión más profunda con nuestras raíces. Pero, en cada rincón, hay un elemento común: la pasión, la comunidad y un deseo incesante de celebrar la vida.

Aquellos de nosotros que hemos dejado la isla en busca de libertad y oportunidades económicas no podemos evitar sentir la añoranza de los carnavales, de las risas, de los vendedores, de los juegos para niños. Es un recuerdo que llevamos en la sangre y que nos recuerda de dónde venimos.

En definitiva, los carnavales de Cuba son mucho más que una fiesta. Son un testimonio del espíritu cubano que, sin importar las circunstancias, siempre encuentra una razón para bailar, cantar y celebrar. Somos todos cubanos, compartimos ese fuego interno y ese deseo de celebrar, y cada carnaval, sin importar dónde estemos, nos recuerda que ese fuego nunca se apagará.