El cuarto día del último mes de 1969 el compositor, arreglista y bajista Juan Formell fundó Los Van Van, acontecimiento que se sería uno de los más populares en la isla y el mundo.
El destacado artista creó el género songo, apoyado esencialmente por César “Pupi” Pedroso y José Luis Quintana “Changuito”; y junto a los demás músicos se encargó de internacionalizarlo de manera exitosa. Hoy es innegable la influencia y los aportes de este músico a la historiografía musical contemporánea.
Al irrumpir esta agrupación en la escena sonora cubana, su fundador solo contaba 27 años de edad; pero traía a cuestas una buena base profesional e inmensas inquietudes que como creador, lo llevaron a inscribir su ritmo y fusionarlo exitosamente con changüí, canción, bolero, conga, merengue, rap, lambada, palo, beat y otros géneros.
Hay quienes asocian el nombramiento de la orquesta con la conocida frase “Y de que van van”, de la zafra azucarera del 70; sin embargo el padre de la criatura manifestó en más de una entrevista que los músicos fundadores hicieron propuestas hasta que salió el popular nombre, en el que mucho tuvo que ver la creatividad de Pupy.
La primera gira de Van Van fue en 1970 a la Feria de Osaka, en Japón, y desde entonces se han convertido en perfectos cronistas de la sociedad. Se insertaron inmediatamente en la preferencia de los más exigentes bailadores, con creaciones que abordan diferentes aristas.
A través de sus interpretaciones se narran facetas o retos enfrentados por los cubanos en más de diez lustros. La belleza de la mujer, la edificación de viviendas, la emigración interna, la diferencia de edad en las relaciones de pareja, las inventivas culinarias, el deporte, y el intercambio con los animales, por solo citar algunos temas.
Cada cubano de las últimas generaciones tiene su playlist, y ahí convergen títulos de Los Van Van. En Cuba no es raro ver a un abuelo de siete u ocho décadas compartiendo el mismo gusto musical por esta agrupación con adolescentes y jóvenes de veinte o treinta.
No existe edad para entonar el estribillo más frecuente de este ensemble. Ahí coinciden El buey cansao, Anda ven y muévete, Chapeando, La Habana sí, Seis semanas, Al paso, Ya tu campana no suena, De cinco a siete, Amiga mía, Sandunguera o Por encima del nivel.
En Cuba se baila con Mi mimi, Vamos a pasarla bien, Te pone la cabeza mala, Azúcar, Marilú, Eso que anda, Se muere de sed la tía, Y después de todo, La Habana no aguanta más, Soy todo o ¡Ay Dios, ampárame!… y esa que seguramente usted, mientras lee, rememora entre sus preferidas.
La distinción los ubica como historiadores sonoros de la gente. Sin tener en cuenta razas, niveles sociales o credos, cualquier cubano expresa en su diálogo diario una, dos o más frases salidas del repertorio vanvarero.
En todos los álbumes se disfruta a plenitud magníficas dosis de doble sentido, sátira, picaresca, jocosidad y más; si bien el objetivo esencial de las producciones es complacer al bailador desde un formato auténtico, con elevado nivel de ejecución instrumental y perfecto empaste de las voces.
Siempre fue un agradable misterio la forma en que los números de Los Van Van se pegaban de inmediato en el público. En cierta ocasión Juan Formellconfesó que el secreto radicaba en su perenne vínculo con las personas más comunes. Era asiduo a las colas, por ejemplo, donde ampliaba su arsenal en la fraseología criolla.
El Maestro se detenía en un parque, saludaba al vecino o compartía con un admirador. Según sus palabras “el cubano tiene la virtud de que a veces resume una cosa muy importante en una sola frase.” Y a partir de ahí el afamado compositor construía una historia.
Los Van Van han sido formadores de innumerables arreglistas, compositores, cantantes e instrumentistas. Convertida también en una universidad musical, allí han dejado sus huellas afamados como Pedrito Calvo, Mayito Rivera, Ángel Bonne, Jenni Valdés, Lázaro Manuel Morúa y Roberto Carlos Rodríguez “Cucurucho” Valdés.
Van Van son igualmente los que, en determinadas épocas defendieron con toda profesionalidad esa impronta: Fernando Leyva, Jesús Linares, Orlando Canto, Julio Noroña, Gerardo Miró, William Sánchez y José Luis Martínez.
A esa pléyade pertenecen además, los ya fallecidos José Luis Cortés “El Tosco”, Hugo Morejón, Orlando Canto, Mario Valdés “Mayito El Flaco”, Miguel Ángel Rasalps “El Lele” y Juan Carlos Formell.
Diversos rincones del planeta conocen de Los Van Van. Sus piezas han sido llevadas, sino por algún turista enamorado de su sonoridad, por un emigrado, o un explorador curioso que encontró en esos arreglos, algo distintivo de esta isla caribeña.
Para los cubanos, desde la década del setenta, es inevitable evocar a Los Van Van. Son más de cinco décadas poniendo sabrosura y movimiento, haciendo latir un pueblo que se refugia en la música como un asidero que disimula carencias y donde encuentra pedazos de diversión.
Y eso un aliciente que alegra y colorea la cotidianidad cubana. Hasta los más exceptivos son “obligados” a danzar a lo vanvanero; y el que no, por muy gallego o patón que sea, al menos marca el compás con palmadas o con los pies. Ese mérito lo lleva puesto, letra a letra, esa querida formación.
El 1 de mayo de 2014, a los 71 años, falleció Juan Climaco Formell Cortina, dejando una estela imborrable y entregando el difícil reto a su hijo Samuel de capitanear la representativa orquesta.
Hoy, cuando El tren musical de Cuba y sus seguidores festejan, la batuta está también en manos de Lele Rasalps, Robertón Hernández, Vanessa Formel y Mandy Cantero, en las voces líderes.
Les acompaña un ilustre grupo de instrumentistas como Jorge Leliebre, Álvaro Collado, Boris Luna y otros que dejan avizorar muchos éxitos más para esta emblemática agrupación, ente imprescindible de la esencia cubana.
Fue en 2018 cuando se conoció la primera orquesta Embajadora Cultural del Instituto Latino de la Música, y esa fue Los Van Van. Con tres premios Grammy y varias nominaciones, la obra de este team se ha versionado por formatos y solistas, particularmente hispanohablantes.
Mientas sea para que lo cubano suene, bienvenidas todas las maneras de reverenciar a ese fenómeno que se llama Van Van y que, desde su creación aquel 4 de diciembre de 1969, tanto sabor otorga a la cubanía.
Innegablemente la crónica social de este archipiélago muestra muy buenos acordes y se matiza por ese songo formelliano que, a la vuelta de 54 años, mantienen Los Rollings Stone de la Salsa, el Tren Musical de Cuba: Los Van Van.
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