Ya sabemos que alguien nos acusará de románticos, otros de conformistas y aquellos de dóciles resignados a las extrañas circunstancias por las que atraviesa la sociedad cubana con sus apagones en el protagonismo de la contemporaneidad.
Preferimos darle otra lectura y evocar la sentencia de que “los cubanos se ríen hasta de sus propias desgracias”. En otras palabras: siempre les sacan lascas a los más cruentos tropezones de la cotidianidad.
Los apagones, aunque irritables, molestos, desesperantes e inoportunos, tampoco escapan a esos destellos humorísticos y de oportunidadesque siempre les agregan los cubanos.
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