La mayor POBREZA, dónde está?

La mayor POBREZA, dónde está? Es una pregunta que tiene decenas de respuestas; claro y  la doble cantidad  de justificaciones de los políticos, cuando   estos intentan esconder la verdad, expresando argumentos pocos serios.

 Las personas son como una nación en relación a dos deseos primarios: progresar y ser feliz. No pocos consideran que la RIQUEZA  es la clave para lograrlo.

Lo cierto es que de la misma forma que hay personas pobres y ricas, algo similar sucede con los países.  ¿Por qué?

Reflexionemos. Los países  NO son pobres por el tiempo que fueron  descubiertos, colonizados o por las guerras a que han sido sometidos.  Pongamos algunos ejemplos:

Egipto albergó a grandes civilizaciones hace miles de años y  Cuba  recibió a  Cristóbal Colon hace varios siglos. Ambos son países pobres. Sin embargo, Australia y Nueva Zelanda, que hace poco más de ciento cincuenta años eran territorios casi deshabitados y desconocidos, son ahora países desarrollados y ricos.

Pero hay otros ejemplos muchos más cercanos y convincentes de que la riqueza o pobreza no está en lo dicho anteriormente, ni en los recursos naturales que se cuente en  su territorio:

Vietnam, una nación pequeña, quedó desbastado a causa de los   DIEZ largos años de guerra contra los Estados Unidos, hoy es uno de los países más seguros en los negocios y una nación próspera. Cuba la enseñó a sembrar café y ahora le exporta ese producto a la isla y a decenas de países.

 Japón y Suiza merecen un aparte. 

Japón tiene un territorio muy pequeño, del cual el ochenta por ciento es montañoso, no apto para la agricultura ni la ganadería; sin embargo, es una potencia económica mundial. Recibe materias primas y las exporta transformadas, a buena parte del planeta.

 Suiza no tiene océano, y cuenta con una de las flotas navieras más grandes del mundo. No cosecha cacao, pero fabrica el mejor chocolate del mundo. Sólo pueden pastorear y cultivar sólo  cuatro meses al año, porque las condiciones climáticas no son favorables, y mire usted, allí producen  los mejores lácteos de toda Europa.  Pero como fuera poco,  siendo un pequeño país mantiene una imagen de seguridad, orden y trabajo  que lo ha convertido en la caja ‘fuerte del mundo.

 Está demostrado, lo que hace la diferencia es la actitud de las personas. Se afirma que en las naciones ricas  sus habitantes siguen estas elementales reglas:   La moral como principio básico, el orden, la  honradez,  puntualidad, responsabilidad, el deseo de superarse, el  respeto a la ley,  la necesidad de amar al trabajo y el  afán de ahorrar para invertir.

Por tanto, no seremos pobres porque nos falten riquezas naturales o porque, supuestamente,  la naturaleza haya sido cruel con nosotros; sino  por carecer de carácter para cumplir esas reglas básicas y elementales del funcionamiento social y humano.

Reiteramos, no será la cantidad de leyes que se proclamen las que resolverán  la prosperidad y felicidad de una nación o persona.  Eduquemos a las generaciones a respetar esas reglas y los resultados serán evidentes.